El perfumista francés Cristophe Laudamiel está alborotando las narices del mundo por estos días. Distinguido internacionalmente por sus creaciones (tiene varias patentes de moléculas y de técnicas para obtener nuevas fragancias), tuvo la idea de la recreación de los 14 instantes más importantes de la obra.
La idea hubiera pasado desapercibida de no ser porque sus fragancias despertaron reacciones extremas. Son aromas con olor a orines, a cueros, a jengibre, a vino rojo…
En sus fines de semana y ratos libres, durante seis años, probó con postres, leche, vinagre; pero también con flores de Egipto, ciruelas amarillas, cera de abejas, romero y hasta con semen para lograr su propósito.
Incluso, IFF, su casa productora, lo dejó explorar la posibilidad de extraer el olor de una mujer virgen. Algo que nunca logró Jean Baptiste Grenouille, el protagonista de la novela.
“Fue una experiencia única para nosotros y para la historia de la perfumería -le dijo a EL TIEMPO-. Es la primera vez que muchas fragancias artísticas de calidad se reúnen en un solo empaque”.
Laudamiel se refiere a un cofre de terciopelo rojo, con envases de lujo, diseñado por la famosa casa Thierry Mugleral para el lanzamiento de la película ‘El perfume’, una coproducción alemana, francesa y británica.
Un experimento de olores
Alcohol, agua y perfume son los componentes básicos en la elaboración de una fragancia; pero en el último está la esencia, por eso en él los perfumistas ponen toda su inspiración.
Una tarea que no tiene límites, pues existen, mal contadas, 3.000 materias primas integradas en una paleta de 12 familias olfativas.
Laudamiel y Cristoph Hornetz, su compañero en esta cruzada, experimentaron con ellas y otras más para conseguir su idea.
Incluso no crearon algunos de los perfumes con las técnicas actuales sino que emplearon los procesos de la época que transcurre en el libro, siglo XVIII.
Y es que elaborar un perfume es como crear una obra de arte. Al igual que en la pintura, por ejemplo, sus creadores, los perfumistas, echan mano de una paleta, que en vez de colores tiene olores, y de una amplia gama de materiales que provienen de la naturaleza.
Eso sí, para crear un perfume se pueden llegar a invertir cifras inimaginables. Extraer la esencia de una flor, de un animal, de un sabor, de una persona requiere números con muchos ceros a la derecha por el arduo trabajo en laboratorio o en el espacio.
¿En el espacio? No es una exageración. En 1998 IFF, compañía estadounidense que trabaja en la creación de sabores y fragancias desde 1960, envió al espacio una rosa cultivada en condiciones especiales para capturar su esencia cerca a las estrellas.
En el proyecto trabajaron 15 personas, sumadas las de Constantin Film y Thierry Mugler Parfums, partícipes de esta idea.
‘Queremos que este proyecto se convierta en un culto a la perfumería’
Durante seis años, Christophe Laudamiel creó las 14 fragancias que recrean momentos especiales de ‘El perfume’ y una más llamada ‘Aura’ con la cual busca resaltar el olor de cada persona. Es la única fragancia que se comercializará.
Todas están en una caja de terciopelo rojo. Solo se hicieron 1.500 estuches, a 700 dólares cada uno, y ya están agotadas. Pero se pueden solicitar por Internet: www.thierrymugler.com
Laudamiel, vía correo electrónico, respondió unas preguntas a EL TIEMPO sobre cómo fue realizar este trabajo.
¿Cuál fue la fragancia que más trabajo les costó?
Diría Aura y Baby. Baby porque cada uno tiene un punto de vista diferente sobre a qué huele un bebé. Tuvimos que conciliar experiencias de bebés y mamás. Aura porque es un concepto único y quisimos poner lo mejor en ella.
Dicen que para lograr Virgin tuvieron que hacer pruebas en mujeres vírgenes, ¿qué nos puede contar sobre esto?
Virgin No. 1 es el resultado de un análisis realizado, mediante la tecnología de ‘headspace’, en el área del ombligo de dos mujeres jóvenes (entre 13 y 15 que contaron con el permiso de sus padres). Eso significa que el aire alrededor del ombligo fue analizado y recreado en el laboratorio con materiales disponibles en la perfumería. Eso es solo una parte, la creación fue mucho más compleja, la fragancia se disolvió en un licor de frutas francés ‘Eau de Vie’.
¿Y cómo fue hacer las otras fragancias?
Cada fragancia tiene un simbolismo, un concepto y unos materiales especiales. Nosotros no quisimos tomar el camino fácil (lo hicieron como era en el época que transcurre en la novela) y tuvimos que ser muy disciplinados.
¿Qué va a pasar con aromas como París 1738 que no son agradables al olfato?
Estas fragancias deben tener el mismo futuro de una obra de arte que expresa una emoción fuerte: horror, realidad o desaliento. Serán estudiadas, admiradas, se usarán en programas educativos, etc. Ellas están por buenas razones: para expresar algo, para mostrar algo de la perfumería más allá de la historia del libro o de la película. Nosotros queremos que este proyecto se convierta en un culto a la perfumería como una mini Biblia o una mini antología.
Para comprar el perfume ideal
“Los perfumes tienen notas de salida que constituyen el impacto inicial; notas de corazón que son el carácter de la fragancia; y notas de fondo, que son lo que queda al final del día, después de la fiesta”, señala el evaluador Juan Carlos Fernández, algo así como un catador de vinos, para explicar porqué los perfumes no huelen siempre igual.
Por ello es importante que al comprar un perfume no se huela directamente en el envase sino que se aplique en la muñeca y el antebrazo y se dejen pasar por lo menos 15 o 20 minutos antes de olerlo. “No se debe frotar y siempre debe ponerse en donde hay pulsasiones, pues ellas ayudan a emanar el olor”, agrega Fernández.
El evaluador aconseja que solo se apliquen máximo cuatro perfumes distintos cuando se va a escoger uno, pues más alteran el olfato.
También recomienda que ese día la persona no se aplique ninguna fragancia y que en lo posible vaya en la mañana. “Así está más fresca y la nariz no está saturada con olores”, dice.
Fuente: Eltiempo.com Foto:resumiendolo.com